lunes

La del pirata cojo



No soy un fulano con la lágrima fácil de esos que se quejan solo por vicio, si la vida se queja yo le meto mano y si no aun me excita mi oficio. Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida a vivir otras vidas, a probarme otros nombres, a colarme en el traje y a piel de todos los hombres que nunca seré:
Al Capone en Chicago, legionario en Melilla, pintor en Montparnasse, mercader en Damasco, costalero en Sevilla, negro en Nueva Orleans, viejo verde en Sodoma, deportado en Siberia sultán en un harén, ¿policía?, ni en broma, triunfador de la feria, Gitanito en Jerez, tahúr en Monte Carlo, cigarrillo en tu boca, taxista en Nueva York, el más chulo del barrio, tiro por que me toca, suspenso en religión, confesor de la Reina, banderillero en Cádiz, tabernero en Dublín, comunista en Las Vegas, ahogado en el Titanic, flautista en Hamelín.
Billarista a tres bandas, insumiso en el cielo, dueño de un cabaret, arañazo en tu espalda, tenor en Rigoletto, pianista de un burdel, bongosero en La Habana, casanova en Venecia, anciano en Shangri La, polizón en tu cama, vocalista de orquesta, mejor tiempo en Le Mans, cronista de sucesos, detective en apuros, conservado en alcohol, violador en tus sueños, suicida en viaducto, guapo en un culebrón, morfinómano en China, desertor en la guerra, boxeador en Detroit, cazador en la India, marinero en Marsella, fotógrafo en Play Boy.
Pero si me dan a elegir entre todas las vidas, yo escojo la del pirata cojo con pata de palo,
con parcho en el ojo, con cara de malo, el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera.