domingo

Joaquín Sabina en la noche mendocina


Hubo que esperar mucho, pero se dio al fin. Atrás quedó el recuerdo de Sabina sobre las tablas del recordado Gran Rex. Ahora la historia fue otra. Fue una multitud de siete mil personas en el Malvinas Argentinas, con una gran puesta en escena y con un show inolvidable, tal como todos esperaban de Joaquín Sabina.

Es que desde el mismo momento en que a las 21.45 se apagaron las luces y arrancó con “Tiramisú de limón”, empezaron a desgranarse las canciones en una noche maravillosa, que seguramente quedará en el recuerdo de muchos.

Vale decir que para Sabina no es complicado juntar dos docenas de grandes éxitos para ofrecer un concierto. Y es necesario aclarar que su público –fiel, cariñoso y respetuoso- agradeció de la mejor manera que aparecieran esas canciones, las que transformaron la multitud en un coro popular envidiable.

Acobijado sobre un escenario que simulaba una ciudad de noche, acompañado por Antonio García de Diego (guitarras, teclados, percusión), Pancho Varona (bajo, guitarrón mariachi), Jaime Azua (guitarra eléctrica), Marita Barros (coros), Pedro Barceló (batería y percusión) y José Misagaste (saxo y clarinete), el de Ubeda demostró que su talento sigue intacto y que es capaz de convertir un estadio en una sala íntima para degustar canciones o llevarla a un clímax especial a la hora de sacudir unos rockanrroles.

Este fue el Joaquín Sabina que brilló en la noche de Mendoza. Sin dudas, un regalo para nuestros corazones.