
El artista de Úbeda enseguida consiguió meterse al público en el bolsillo haciendo las delicias de sus incondicionales que no dudaron en corear y aplaudir cada tema. El punto álgido llegaba en su primera intervención, luego de cantar varias piezas, cuando saludaba al público y confesaba ser "devoto de San Froilán". "Estamos encantados de estar en Lugo en estos días tan señalados, aunque después del Domingo das Mozas estamos de resaca, pero con más resaca que mozas", bromeó.
Joaquín Sabina derrochó humor y fuerza durante todo el concierto, impregnando el mismo dinamismo a todo su grupo. Así, agradeció a los asistentes su presencia en el concierto, "sobre todo con la que está cayendo", dijo y así lo repitió hasta en tres ocasiones. Las primeras filas estaban ocupadas por jóvenes que, al igual que él, portaban su bombín negro convirtiendo la pista en una alfombra de sombreros que serpenteaban al son de cada melodía. "Llegamos a las cuatro de la tarde y entramos a las ocho pero somos los primeros, casi podemos tocarle", destacaba una joven fan.
Su carácter bohemio, sus ritmos próximos al rock o sus piezas íntimas musicadas entre luces tenues atrajeron a un público muy variado en el que no faltaban los adolescentes ni los cuarentones. Un artista que no entiende de edad sino de sentimientos y que con su música consiguió conmover y hacer vibrar a un auditorio lleno hasta la bandera.
Con sus movimientos y su voz consiguió establecer un guiño continuo con su público quien, entregado, agradecía cada gesto. "Me pongo el bombín como un homenaje a los grandes del cine mudo y por ser una ocasión tan fantástica como ésta y poder quitárselo", espetó. De esta forma regalaba los oídos del público hasta en dos ocasiones, dejando entrever un pelo canoso y humedecido por el calor del público y los focos tras más de una hora de concierto.
Una entrega mutua que se correspondía con coros, aplausos y un sinfín de sombreros alzados con los que acompañar los temas de rock o aquellos más románticos en los que también se encendieron cientos de mecheros que ondearon al son de Quien me ha robado el mes de abril.
La actuación que pone fin a los conciertos de este año por San Froilán estaba patrocinada por el Xacobeo y podría ser la última de la carrera del compositor, quien hace meses anunció su retirada de los escenarios. De hecho, en varios momentos, decidió detener sus interpretaciones, aquejado, quien sabe, si por la melancolía del que se va despidiendo cada noche.