
El público pamplonés demostró una vez más su devoción por el artista andaluz abarrotando el pabellón pamplonés. El Anaita era ya una sauna cuando, a las diez de la noche, sonó por la megafonía, casi de forma inevitable, Y nos dieron las diez..., que coreó con entusiasmo la audiencia.
Sabina no se hizo de rogar, y pasados siete minutos, aparecía en el escenario con su bombín, su chaqué negro, y unos pantalones verdes que combinaban con las letras de su camiseta, que rezaban "La cosa está muy mala".
Tiramisú de limón, La viudita de Cliquot, Ganas de... sonaron antes de que Sabina, que había saludado con un "gabon Iruña" se dirigiera al público con un "Buenas noches Pamplona" tras el que agradeció la fidelidad del público navarro. "Siempre ha sido un gustazo venir por estas tierras, y, con la que está cayendo, estamos muy emocionados de que sea la segunda vez que pisamos este escenario", dijo, en referencia al concierto del 3 de diciembre de 2009. "Ojalá tanta complicidad y tanto apoyo lo podamos devolver en este concierto", añadió, para recitar, como entonces, un poema que termina: "Es un lujo volver a Pamplona".
El recital siguió combinando canciones clásicas, como Por el boulevard de los sueños rotos (en la que recordó a Chavela Vargas) con otras de su último disco, como Embustera. Y tras dos horas y media (con media hora de bises) el concierto finalizó a las 00.30 horas con Pastillas para no soñar.
A las ocho, dos horas antes de que diese comienzo el espectáculo, se abrieron las puertas del Pabellón Anaitasuna. Los alrededores se convirtieron en un hervidero de seguidores del cantante, bien aprovisionados de bebida (aunque en el interior del pabellón no era necesario acercarse a la barra, porque unos operarios que llevaban un bidón a la espalda podían servir bebidas en cualquir lugar)
Todos esperaban ver un muy buen concierto. Amalio Iglesias, de 42 años, aseguraba que Sabina es uno de los pocos cantantes que le gustan. "Como bien dice es un poeta callejero y me encantan sus letras. Hoy en día la música es demasiado sofisticada y prefiero a los cantautores y a los que crean su música", aseguraba.
Algunos ya habían disfrutado del anterior concierto de Sabina y estaban encantados de repetir. "Vine el año pasado y fue un concierto muy bien preparado. Con cuatro palabras se gana a la gente", comentaba Javier Fraile Alfaro, de 27 años, que acudió con su amigo Musgo. Otros fans,sin embargo no pudieron acudir al concierto de 2009. Es el caso de Verónica Goroskieta Solano y Raquel Maestu Ochoa, de 30 y 31 años, que estuvieron de vacaciones. "Sus letras son únicas. Desde hace cinco años decían que estaba "cascado" y aquí sigue", relataban.
También Ana Mari Alonso Iruretagoyena, de 61 años, estaba emocionada. Era la primera vez que acudía a escuchar al cantante en directo y acudió junto a su consuegra y su cuñada gracias a que sus hijos le habían regalado la entrada. "Tengo ganas de ver a una persona que demuestre su valía. Su expresión es única, y eso que lleva una temporada mal de salud", reconocía.
Precisamente, algunas seguidoras, como Elena Iso Lorenzo y Edurne Lillo Ugarte, de 26 años, se mostraron preocupados por la salud de Sabina. Las dos esperaban que no le ocurriese ningún percance sobre el escenario. "Sus letras son muy buenas porque su voz no tiene nada...", aseguraron dudando si verían el concierto sentadas o en pista.
Fuente: diariodenavarra.es