Joaquín Sabina regresa a México a bordo de su “Penúltimo tren” que hará un par de paradas en el Auditorio Nacional en junio para ofrecer un desplegado de sus mejores éxitos.
“Si es el penúltimo, eso quiere decir que no es el último (risas). Es una gira que nos está dando muchísimas satisfacciones porque está siendo mucho más loca y mucho más intensa de lo que habíamos previsto. De hecho, estos conciertos en México digamos que son una prórroga, porque no estaban previstos, pero lo estamos pasando tan bien que estamos dispuestos a alargar este penúltimo viaje”, dijo Joaquín.
Sabina desea que en la escala que haga su “Tren” en Estados Unidos, antes de su parada en México, encuentre a muchos mexicanos, “a mucha espalda mojada”.
Dice que con ellos que se siente unido: “Yo soy una espalda mojada, me he pasado la vida huyendo”.
Sabina, quien libró una depresión muy fuerte hace un par de años, comentó que hoy se siente con mayor vitalidad y que a raíz de las giras que realiza no se ha dejado caer o amedrentar, aunque “las depresiones vienen y van sin que uno sepa por qué, uno se queda un poco asustado”.
Mantiene sus dichos...
Joaquín Sabina comentó que se encuentra un poco desconcertado por la situación de violencia y exceso de muertes en México a causa de la lucha contra el narcotráfico.
“Lo sigo a través de los periódicos y de las noticias que pasan en la televisión, y es muy preocupante, me parece que el nivel de violencia al que se está llegando es tremendo”, comentó el compositor.
“Ya van años de la guerra contra el narco y no parece que se esté ganando; yo creo que hay una descomposición social muy preocupante, pero luego va uno a México y ve que sigue siendo un país lleno de vitalidad, de potencial, de arte por todos lados y ya no sabe uno qué pensar. Yo hablo de México como quien habla de un hermano o un vecino muy querido”.
Hace un año, Sabina se reunió con su, según dice, “casi amigo”, el presidente Felipe Calderón para comer e intercambiar opiniones sobre cómo se ha abordado la lucha contra el crimen organizado; ahora asegura que son los números de muertos los que han hablado.
“Dije que me parecía ingenuo el modo de enfrentar esa lucha desigual y muy peligrosa contra el narco; lo sostuve comiendo con él y hablando muy civilizadamente y muy como amigos que ‘casi’ somos.
“Hoy, un año después, vistos los resultados de tanta muerte y tanta descomposición social, pues sigo opinando lo mismo”.
Sostiene que es complicado el trabajo en el que se ha visto inmerso el gobierno. “Creo que esa lucha se planteó de un modo apresurado, sin pensar en las consecuencias y con una policía muy corrupta”.
Comentó que aún no ha pactado comer nuevamente con el presidente para continuar la plática sobre la situación actual del país.
“Yo no soy tan vanidoso como para tener esos planes, nunca los tengo; yo voy cuando me invitan porque soy una persona civilizada pero no busco a los grandes de la tierra, nunca lo hice y nunca lo haré”.
Metafóricamente aseveró que nunca ha tenido que desdecir algo con lo cual no se sienta verdaderamente comprometido. “No he pasado por el aro. Sí me he pasado de la raya por motivos de estricta supervivencia, pero nunca por el aro, que en español significa acomodarse a las circunstancias y decir sí señor”.
FUENTE: El Universal | ciudad sabina
“Si es el penúltimo, eso quiere decir que no es el último (risas). Es una gira que nos está dando muchísimas satisfacciones porque está siendo mucho más loca y mucho más intensa de lo que habíamos previsto. De hecho, estos conciertos en México digamos que son una prórroga, porque no estaban previstos, pero lo estamos pasando tan bien que estamos dispuestos a alargar este penúltimo viaje”, dijo Joaquín.
Sabina desea que en la escala que haga su “Tren” en Estados Unidos, antes de su parada en México, encuentre a muchos mexicanos, “a mucha espalda mojada”.
Dice que con ellos que se siente unido: “Yo soy una espalda mojada, me he pasado la vida huyendo”.
Sabina, quien libró una depresión muy fuerte hace un par de años, comentó que hoy se siente con mayor vitalidad y que a raíz de las giras que realiza no se ha dejado caer o amedrentar, aunque “las depresiones vienen y van sin que uno sepa por qué, uno se queda un poco asustado”.
Mantiene sus dichos...
Joaquín Sabina comentó que se encuentra un poco desconcertado por la situación de violencia y exceso de muertes en México a causa de la lucha contra el narcotráfico.
“Lo sigo a través de los periódicos y de las noticias que pasan en la televisión, y es muy preocupante, me parece que el nivel de violencia al que se está llegando es tremendo”, comentó el compositor.
“Ya van años de la guerra contra el narco y no parece que se esté ganando; yo creo que hay una descomposición social muy preocupante, pero luego va uno a México y ve que sigue siendo un país lleno de vitalidad, de potencial, de arte por todos lados y ya no sabe uno qué pensar. Yo hablo de México como quien habla de un hermano o un vecino muy querido”.
Hace un año, Sabina se reunió con su, según dice, “casi amigo”, el presidente Felipe Calderón para comer e intercambiar opiniones sobre cómo se ha abordado la lucha contra el crimen organizado; ahora asegura que son los números de muertos los que han hablado.
“Dije que me parecía ingenuo el modo de enfrentar esa lucha desigual y muy peligrosa contra el narco; lo sostuve comiendo con él y hablando muy civilizadamente y muy como amigos que ‘casi’ somos.
“Hoy, un año después, vistos los resultados de tanta muerte y tanta descomposición social, pues sigo opinando lo mismo”.
Sostiene que es complicado el trabajo en el que se ha visto inmerso el gobierno. “Creo que esa lucha se planteó de un modo apresurado, sin pensar en las consecuencias y con una policía muy corrupta”.
Comentó que aún no ha pactado comer nuevamente con el presidente para continuar la plática sobre la situación actual del país.
“Yo no soy tan vanidoso como para tener esos planes, nunca los tengo; yo voy cuando me invitan porque soy una persona civilizada pero no busco a los grandes de la tierra, nunca lo hice y nunca lo haré”.
Metafóricamente aseveró que nunca ha tenido que desdecir algo con lo cual no se sienta verdaderamente comprometido. “No he pasado por el aro. Sí me he pasado de la raya por motivos de estricta supervivencia, pero nunca por el aro, que en español significa acomodarse a las circunstancias y decir sí señor”.
FUENTE: El Universal | ciudad sabina