"Tú puedes ser un chico Almodóvar...". Pancho Varona, fiel escudero de Sabina, no pierde un detalle de cómo se maneja la actriz Guadalupe Lancho con la versión del clásico. "Ponerme luto por un matador...", la joven se contonea entre bailarines y Varona asiente satisfecho. "Oye, pues está quedando bien", dice. Y la veintena de personas que sigue los ensayos de "Más de 100 mentiras" sonríe aliviada. Es la bendición del experto.
Este equipo que trabaja a contrarreloj para estrenar el 6 de octubre en Madrid se ha embarcado en una misión, a priori, arriesgada: llevar las ásperas letras del cantautor al terreno edulcorado de los musicales. "La mayor preocupación de todos es no defraudar al público de Sabina y, por tanto, no defraudarle a él", confiesa Daniel García, director musical del espectáculo. Su trabajo es el más delicado: transformar la fachada de unas canciones de por sí redondas sin que pierdan su esencia. Nueve arreglistas le amparan.
La historia de este trabajo se remonta varios años atrás. A la Semana Santa de 2006, cuando, con un cocido madrileño de por medio, Sabina dijo que no a la propuesta de hacer un musical con sus letras. Tres años más tarde accedió. "Es que con él todo lleva años. No es un tipo que te dé una respuesta inmediata", resume David Serrano, director y guionista del espectáculo. La iniciativa la llevó José María Cámara, uno de los productores del musical y responsable durante años de la carrera de Sabina en las discográficas Sony y CBS. Un día le dijo "no" y años después le soltó un "vamos a hacerlo". Sin más. Fue entonces cuando empezó el gran reto de David Serrano: elaborar un argumento a la altura del repertorio. Tres libretos se quedaron por el camino.
"Han sido casi dos años de trabajo y muchas versiones de guión. Teníamos claro que debían ser personajes que cupiesen en sus canciones; adultos bastante menos inocentes de lo que lo son en los musicales", cuenta. Mientras Serrano habla, un grupo de bailarines calienta en el hall del teatro. La presión del estreno comienza a notarse.
El fantasma de Joaquín
El argumento elegido bebe del universo sabinero. A saber: bares, prostitutas, timadores, infidelidades, amores imposibles... Lo protagonizan seis actores, sólo una mujer: Magdalena, cómo no, interpretada, por Guadalupe Lancho. Tampoco lo tiene fácil, lucha contra la idea preconcebida de la mujer-Sabina que tenemos todos. También ella: "Aparentemente son mujeres oscuras, perdidas, callejeras, pero Magdalena tiene mucha luz. Tiene un corazón cinco estrellas como dice la canción. Es todo pasión, ha malvivido y está dividida entre el amor de su hermano y el de sus dos hombres".
Dice la actriz que su obsesión es que Magdalena no sea "de cartón piedra". "Los personajes de las canciones de Sabina son reales. Cuanto más oscuros, más reales. La vida no es de colorines, es jodida. Yo para tranquilizarme en el escenario pienso en lo que dice él: "No seas cantador, sé contador de historias".
Es inevitable, el fantasma del de Úbeda sobrevuela cada rincón del teatro. Y eso que él aún no se ha dejado ver. "Afortunadamente nos ha dejado trabajar. En ese sentido, es súper respetuoso. Le fuimos enseñando las primeras versiones de guión y nos dijo que tirásemos para adelante, que confiaba en nosotros", dice Serrano. Presupuesto para que salga tienen: 3.000.000 de euros.
Juan Pablo Di Pace, uno de los protagonistas masculinos, disipa las dudas con un argumento irrebatible: "Si estuviera preocupado, Sabina estaría aquí. Y no lo está". ¿Seguro? Pancho Varona coge su guitarra. Acaba de cambiarle las cuerdas. Sigue la música... "No tener otra fe que la piel, ni más ley que la ley del deseo...".
FUENTE: CIUDAD SABINA
Este equipo que trabaja a contrarreloj para estrenar el 6 de octubre en Madrid se ha embarcado en una misión, a priori, arriesgada: llevar las ásperas letras del cantautor al terreno edulcorado de los musicales. "La mayor preocupación de todos es no defraudar al público de Sabina y, por tanto, no defraudarle a él", confiesa Daniel García, director musical del espectáculo. Su trabajo es el más delicado: transformar la fachada de unas canciones de por sí redondas sin que pierdan su esencia. Nueve arreglistas le amparan.
La historia de este trabajo se remonta varios años atrás. A la Semana Santa de 2006, cuando, con un cocido madrileño de por medio, Sabina dijo que no a la propuesta de hacer un musical con sus letras. Tres años más tarde accedió. "Es que con él todo lleva años. No es un tipo que te dé una respuesta inmediata", resume David Serrano, director y guionista del espectáculo. La iniciativa la llevó José María Cámara, uno de los productores del musical y responsable durante años de la carrera de Sabina en las discográficas Sony y CBS. Un día le dijo "no" y años después le soltó un "vamos a hacerlo". Sin más. Fue entonces cuando empezó el gran reto de David Serrano: elaborar un argumento a la altura del repertorio. Tres libretos se quedaron por el camino.
"Han sido casi dos años de trabajo y muchas versiones de guión. Teníamos claro que debían ser personajes que cupiesen en sus canciones; adultos bastante menos inocentes de lo que lo son en los musicales", cuenta. Mientras Serrano habla, un grupo de bailarines calienta en el hall del teatro. La presión del estreno comienza a notarse.
El fantasma de Joaquín
El argumento elegido bebe del universo sabinero. A saber: bares, prostitutas, timadores, infidelidades, amores imposibles... Lo protagonizan seis actores, sólo una mujer: Magdalena, cómo no, interpretada, por Guadalupe Lancho. Tampoco lo tiene fácil, lucha contra la idea preconcebida de la mujer-Sabina que tenemos todos. También ella: "Aparentemente son mujeres oscuras, perdidas, callejeras, pero Magdalena tiene mucha luz. Tiene un corazón cinco estrellas como dice la canción. Es todo pasión, ha malvivido y está dividida entre el amor de su hermano y el de sus dos hombres".
Dice la actriz que su obsesión es que Magdalena no sea "de cartón piedra". "Los personajes de las canciones de Sabina son reales. Cuanto más oscuros, más reales. La vida no es de colorines, es jodida. Yo para tranquilizarme en el escenario pienso en lo que dice él: "No seas cantador, sé contador de historias".
Es inevitable, el fantasma del de Úbeda sobrevuela cada rincón del teatro. Y eso que él aún no se ha dejado ver. "Afortunadamente nos ha dejado trabajar. En ese sentido, es súper respetuoso. Le fuimos enseñando las primeras versiones de guión y nos dijo que tirásemos para adelante, que confiaba en nosotros", dice Serrano. Presupuesto para que salga tienen: 3.000.000 de euros.
Juan Pablo Di Pace, uno de los protagonistas masculinos, disipa las dudas con un argumento irrebatible: "Si estuviera preocupado, Sabina estaría aquí. Y no lo está". ¿Seguro? Pancho Varona coge su guitarra. Acaba de cambiarle las cuerdas. Sigue la música... "No tener otra fe que la piel, ni más ley que la ley del deseo...".
FUENTE: CIUDAD SABINA