
Joaquín Sabina suelta el ancla de su barco pirata en el Chateau Carreras y baja con su tripulación para tomar por asalto las ansias incontenibles de su público por verlo nuevamente. Una extensa fiesta de reencuentro, con muchas de esas “que sabemos todos”, se pone así en marcha como un ritual de amor hacia el poeta que volvió de todo y está vivito y cantando para multitudes. Anoche, unas 11 mil personas pagaron las onerosas entradas para estar presentes.
Tiramisú de limón y Viudita de Clicquot lo muestran al trovador de Úbeda con su saco e infaltable bombín, en una postal patentada. Ganas de completa el trío de apertura antes del saludo de bienvenida: “Buenas noches, es un honor, un gusto y un calorcito en el corazón estar otra vez en Córdoba”, pronuncia con su voz que se empecina en seguir yendo a contramano de su sobriedad. Es que cada vez suena más ajada y andada, pero en su lírica queda de maravilla y recuerda las noches de bohemia que lo trajeron hasta aquí.
FUENTE: diaadia.com.ar