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El flaco de Úbeda seduce al público lalinense


El Lalín Arena abrió sus puertas anoche con un espectáculo que cautivó a los cerca de 3.000 incondicionales de Joaquín Sabina que acudieron a escuchar al "Flaco de Úbeda". El concierto arrancó ocho minutos después de las diez de la noche con parte del público aguardando impaciente mientras sonaba la melodía sinfónica del ya clásico Y nos dieron las diez. Sabina abrió el espectáculo con Tiramisú de limón, el single de su nuevo trabajo discográfico, ya con un público entregado y que se ganó más si cabe cuando saludó a los presentes con un "Boas noites Lalín, boas noites Pontevedra".

Ataviado con su bombín y una levita de un frac, prosiguió su esperado recital con Viudita De Clicquot, también de su último disco, con la que se comenzó a caldear el ambiente del recién inaugurado recinto deportivo. Instantes antes accedían al palco de autoridades, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; los conselleiros de Presidencia y Cultura, Alfonso Rueda y Roberto Varela, o el gerente del Xacobeo, Ignacio Santos, junto al anfitrión y alcalde de Lalín, José Crespo. A la llamada del cantautor, andaluz de nacimiento y madrileño de adopción, también acudió el número dos de los socialistas gallegos, Pablo García, [entre el público] y también estuvieron los alcaldes de Silleda, Forcarei, Cerdedo o Agolada; Ofelia Rey, David Raposeiras, José Balseiros y Ramiro Varela o el primer edil de Teo, el nacionalista Martiño Noriega.

La comunión del artista con el público prosiguió con el tercera canción; Ganas de, un clásico de su elepé "Esta boca es mía". Acompañado en el escenario por los elegantes guitarristas Pacho Varona, inseparable de Sabina, y García de Diego, el artista anunció que había sido propuesto como comendador de la Feira do Cocido de Lalín. "Me han dicho que tengo que comer, al menos, un cocido al año, será porque me ven muy flaco", dijo desde un escenario separado por dos pantallas gigantes donde se proyectaba la realización en directo del espectáculo. La calidad del sonido, habitualmente pobre en este tipo de recintos, complació a los tres millares de sabinianos, entre los que se podían ver desde adolescentes hasta sesentones, acompañados de sus parejas. La propuesta de Sabina convenció a sus incondicionales, que, en Lalín, tendrán la oportunidad de volver a tenerlo cerca dentro de unos siete meses. Entonces, volverá como comendador del Cocido y cambiará por un instante el frac por la capa.