Hace mucho que Sabina tiene una legión de fieles, incondicionales, de varias generaciones. Hay quien lo sigue desde la Mandrágora; hay quien lo hace desde el momento en que abandonó la acústica por la eléctrica, y la bohemia cantautora por el rock and roll. Hay quien lo niega y reniega, pero siempre se acuerda de una canción.A todos ellos, les brindó los temas de su último disco, que rompe un paréntesis de cuatro años de sequía con 13 temas, acompañados de algunos de sus clásicos: Tiramisú de limón, Viudita de Clicquot, Ganas de..., Medias negras, Aves de paso, Peor para el sol, Por el bulevar de los sueños rotos, Llueve sobre mojado, Esta boca es mía, Como un dolor de muelas, Y sin embargo te quiero, Y sin embargo, Cristales de Bohemia, Una canción para la Magdalena, Peces de ciudad, Cerrado por derribo, Embustera, Calle Melancolía, 19 días y 500 noches, Princesa, Amor se llama el juego, Vinagre y Rosas, Noches de boda, Y nos dieron las diez, Contigo, La del pirata cojo y Pastillas para no soñar. Música y letras de sobra conocidas, en uno de los conciertos más esperados del año, que se enmarcó en los Festivales de Albacete.
