
- Contaremos anécdotas de Sabina y estrofas que él modificó.
- ¿Habrá mucha diferencia entre las canciones de su espectáculo con respecto a las originales de Joaquín Sabina? ¿Puede adelantar alguna de esas anécdotas?
- Para Como un dolor de muelas yo tenía un trocito de letra del subcomandante Marcos. Un día, volviendo de una actuación en un coche a la entrada de México DF con un atasco impresionante, yo, por puro aburrimiento porque no avanzábamos, me puse a hacer la música y la hice en pleno atasco. Estuvimos dos horas parados y en ese tiempo pude escribir la canción entera. En el caso de Peces de ciudad la escribimos en un hotel de Lima cuando Joaquín y yo nos pusimos a fantasear. De pronto yo tenía un ritmo de una canción de Dylan que a Joaquín le gustaba, y de ese ritmo salió el tema. Cada canción tiene vida propia. Yo siempre digo que las canciones las controlas sólo al principio. Tú decides donde empiezan y luego ellas toman su camino.
- Por lo que veo, su labor y la de Antonio es más bien musical, y la de Joaquín más lírica.
- Cada vez es más así. Antiguamente Joaquín se dedicaba más a la música, y, de hecho, la primera parte de su carrera es así. Últimamente, por decisión suya, Joaquín se ha dedicado a hacer más las letras y a dejarnos a Antonio y a mí las músicas. No ha sido consensuado, sino que a Joaquín le apetece mucho menos coger una guitarra que un bolígrafo. Es una cuestión más bien de comodidad y pereza.
- Los temas de Sabina se identifican con esa voz tan característica, ¿cómo suenan en la suya y en la de Antonio?
- Antonio tiene una voz clara y cristalina y es el mejor cantante de España. Parece un niño de San Ildefonso ya que tiene una voz timbrada, muy lírica, y afina muy bien. Pero yo soy todo lo contrario. Soy un desastre cantando y, por eso, mi único mérito es haber hecho las canciones. Joaquín y yo somos los peores cantantes de España, sólo que Joaquín es peor que yo. Pero es que estas canciones le pegan muy bien a él, ya que son canciones resquebrajadas por la vida, y entre más gastadas estén más gustan a sus seguidores. La gente siempre dice que gusta mucho más el Joaquín de los últimos diez años que el de los primeros 20, y yo lo entiendo porque Joaquín ha aprendido a contar las canciones cuando antes las cantaba. Y la gente prefiere que les cuenten las canciones.
- Y cuando componen, ¿es fácil que se pongan de acuerdo entre ustedes tres?
- Joaquín es el que lleva la voz cantante. Él es quien dice "esto no me gusta y fuera". Pero hay veces en que nosotros estamos muy seguros de una parte y la defendemos a muerte. Le decimos, "esto es así, no nos hagas cambiar esta parte porque es gloriosa y hermosísima" y a veces nos hace caso. Pero como es su disco, es él quien tiene que estar totalmente seguro. Pueden salir cosas que a mí no me gustan, pero no pueden salir cosas que a él no le gustan. El límite está en que él decida. Pero nos hemos enfadado muchas veces.
- ¿Ha habido alguna canción que a él no le gustara y terminara convertida en un éxito?
- Hay un par de ejemplos que me vienen a la cabeza. Hubo canciones que nunca se aprendió de memoria porque no le gustaron especialmente y sus fans las reverencian, como, por ejemplo, Amanece por fin o Esta boca es mía. Eso es señal de que algo pasa con la canción.
- ¿Y son conscientes de que hay gente que adora a Sabina de una forma casi religiosa?
- Sobre todo en Argentina. Pero a mí a veces me asusta tanta repercusión. Cuando alguien considera a una persona una religión, la cosa se convierte en algo delicado y en Argentina Joaquín es una religión. Le llaman poeta y él contesta que eso es un traje que le queda muy grande porque le tiene mucho respeto a la poesía. Está bien que te quieran, pero que te quieran demasiado tiene sus peligros porque se convierte en fanatismo.
- ¿Es tan real el pasado canalla de Sabina como se cuenta, o hay mucho de leyenda?
- Hay leyenda. A Joaquín Sabina le gusta mucho exagerar su propia leyenda. La leyenda del sátrapa, del canalla, del perdedor y al mismo tiempo ganador. Hay parte de leyenda y parte de verdad. Joaquín ha llevado una vida muy divertida, pero hasta ahí llega la cosa. Pero luego a él le gusta exagerar. Sabe adornarlas porque es genial.
- ¿Esta gira se puede interpretar como una pausa de las que realiza Joaquín?
- Cuando Joaquín termina una gira está necesitado de descansar, pero Antonio y yo necesitamos seguir vinculados al escenario de alguna forma porque es nuestra casa y nosotros somos trabajadores de la música, no somos artistas, y necesitamos seguir vinculados, aunque Joaquín esté en su casa descansando. Nuestra forma de hacerlo es buscando un manager y hacemos lo que sea para seguir cantando esas canciones. Es una necesidad de seguir sobre el escenario y cantar las canciones desde otro punto de vista.
- ¿Y es cierto que, para la próxima gira, Joaquín Sabina va a abandonar definitivamente los grandes escenarios?
- Eso lo ha dicho un par de veces, pero luego se arrepiente. Vamos a ir en marzo a Argentina y vamos a ir a escenarios en los que caben entre 6 y 7.000 personas. Al decir eso sólo hay un deseo de ir preparando a la gente, de decirles que ya somos mayorcitos y esto puede acabar.
- ¿Tienen previsto publicar un disco sobre esta gira?
- Sí, pero queremos que sea un disco humilde, hecho en casa de un amigo para venderlos en los mismos conciertos y la gente se lleve un recuerdo a casa.
Fuente: laprovincia.es