Joaquín Sabina presentó ayer al mediodía, la versión local del
musical “Más de 100 mentiras”, atravesado por varias de sus más
emblemáticas canciones, que se estrenará en abril próximo en Argentina.
En relación a la pieza que se convirtió en uno de los
sucesos de la escena teatral madrileña, Sabina confesó que “me terminé
entusiasmando porque se ha hecho algo con dignidad”.
“Después del estreno pude ver que no se traicionaron
las canciones y que éstas tienen puntos de espectacularidad”, resaltó el
trovador.
Pese al entusiasmo en torno al espectáculo, no tuvo
empacho en aclarar que “no soy un adicto al género, no fui a Broadway ni
veo musicales”.
“La verdad -insistió con ironía- tardé cinco años en
tomármelo en serio lo de este musical porque pensaba que este tipo de
espectáculos se les hacían a los muertos”.
Tras haber rematado el sábado en una Bombonera colmada la gira
mundial de “Dos pájaros contraatacan”, que lo unió nuevamente con Joan
Manuel Serrat, se quedó en Buenos Aires para acompañar el lanzamiento
local de “Más de 100 mentiras”.
El autor de populares obras como “Y nos dieron las 10″ y “Ruido” se definió como “un espectador emocionado del musical”.
Al respecto, Sabina apuntó que en la pieza dominada
por 22 canciones de su repertorio “es un thriller casi policíaco de los
bajos fondos donde hay todo lo que me gusta en el mundo, desde putas
hasta gangsters”.
La obra “no es un retrato de mis canciones sino que
mis canciones abren una ventana por donde se cuenta una historia”, dijo.
De cara a la versión local que desde el 4 de abril se apreciará en el
teatro porteño Liceo, deslizó que “por la tradición teatral argentina
tengo la impresión y el deseo de que aquí va a ser mejor que en Madrid”.
La propuesta con dirección del español David Serrano,
también responsable del guión, promete un elenco surgido de lo mejor
del teatro musical porteño, entre otros,Luz Cipriota, Christian Giménez y
Diego Hodara.
Sin abandonar la complicidad que sostiene con el
medio porteño, con una sonrisa ladeada y algo oculto bajo un sombrero
claro de ala ancha, Joaquín fue capaz de revisar su presente. “Debería
bajar el acelerador en la forma vivir y subirlo en la creatividad. La
verdad, la pasaba mejor cuando trabajaba menos y cogía más”, resumió
para despedirse.