miércoles

Rosario, un lugar muy caro a los afectos del gigante de Úbeda


"Si hay que pisar cristales, que sean de bohemia, corazón". Lo canta Joaquín Sabina en su disco "Vinagre y rosas". Lo cantará en el show de hoy, a las 21.30, en el estadio de fútbol de Newell’s Old Boys. Será su cierre de gira, y justo en Rosario, un lugar muy caro a los afectos del gigante de Úbeda.

Sabina llega a la ciudad de Fontanarrosa, de Fito, de Baglietto, de sus amigos de noches eternas, al lugar donde sus músicos se juntan a tocar en un bar un día antes del show para pasar un buen momento. De eso se trata. Rosario es una suma de buenos momentos para Sabina y su gente, más allá de que el último disco sea más melancólico que optimista. Lo que no hace mella en el universo Sabina, en el que cada vez más confluyen el vinagre y las rosas.

A manera de latiguillo, Sabina dispara que "el vinagre es la parte amarga y las rosas es la parte dulce" al referirse a su último disco. Las canciones de desamor tienen que ver con Benjamín Prado, quien fue el lápiz ideal para trabajar con él en Praga. Necesitaba un amigo que hable su mismo idioma y lo tuvo en Prado, herido de amor, iluminado en la prosa.

Claro que no fue el único caso en que Sabina tuvo un coequiper para conducir el vehículo de su creación. Pancho Varona hace 27 años que toca junto a Sabina, de quien es, confiesa, "más que hermano". Guitarrista y coproductor de sus discos, junto a Antonio García de Diego, afirma que Sabina trabaja muy bien "cuando lo empujan". Y sostiene: "En este disco el empujoncito se lo dio Benjamín, otras veces se lo di yo".

Y el caso más presente que tiene de que ese toquecito creativo le haya dado mejor resultado fue, entre un centenar de canciones compuestas a dúo, "Peces de ciudad", del disco "Dímelo en la calle". Ese tema está inspirado en "To Ramona", de Bob Dylan, un cómplice que también empujó en ese tema, aunque nunca se entere.

Momentos. Sabina está atravesando un gran momento, según Varona. Artístico, humano y de convocatoria. Es más, el guitarrista se ríe cuando se le recuerda aquellos días en que la gente agotaba las localidades porque pensaba que, debido al delicado estado de salud de Joaquín, sería uno de los últimos shows. "Pensaban que se iba a morir mientras cantaba, es cierto", recuerda sobre los tiempos de "Alivio de luto", que generó una suerte de desesperada concurrencia a las boleterías también en Rosario.

No es un show más el que se brindará esta noche. En el orden de ciudades preferidas, hay un podio encabezado por Madrid y Barcelona, y muy cerquita están Buenos Aires y Rosario. "Hay muchas cosas, bares, amigos y músicos que nos unen a Rosario. Amamos profundamente esta ciudad y no lo decimos porque estemos aquí", dice Varona en nombre de Sabina y todo su staff.

"Lo más hermoso que hay en la vida es viajar, en primer lugar, y después subirme a un escenario con Joaquín", sostiene sin medias tintas, quien revela cuál es la gran virtud de Sabina. "El dice las cosas tal como las querríamos decir todos. Dice lo que la gente quiere oír y eso hace que todos lo adoren", afirma, para agregar que "no hay dudas que el amor al lenguaje es su arma principal".

Entre las perlitas que brillarán esta noche no faltará "Princesa", uno de los temas más festejados en los shows, "esos en que el público canta y se abraza". Y no faltarán "Tiramisú de limón", "Cristales de bohemia", "Y sin embargo" y "Peces de ciudad", entre una lista de 20 a 25 canciones.

Whisky o champán. Sabina no es un divo, aseguran desde la producción local. Puede pedir un champán francés, un whisky Johnny Walker etiqueta roja, que está a la altura de lo que merece un músico de su talla artística. Llegará desde Buenos Aires a Rosario la misma tarde del show, cerrará la gira internacional en la ciudad, algo que es muy común en sus tours, y de aquí partirá a Madrid. Se espera una importante concurrencia esta noche. Las puertas se abrirán a las 18.30 y todo está dispuesto para que se viva una fiesta.

"Hice un solo desafinado/con las cenizas del amor/las verbenas del pasado/cangrenan el corazón" canta en "Tiramisú de limón", tema clave de "Vinagre y rosas", la excusa por la que Sabina llega a la ciudad para ser más Sabina que nunca. "Si mirás atrás, mañana es hoy", interpreta en un juego de pasado, presente y futuro.

Quizá el cantante de Úbeda nunca imaginó que a más de treinta años de aquel "Inventario" (1978) en el que salía con barba tupida en la tapa del vinilo, y después de atravesar tormentas personales y duetos célebres, hoy esté una vez más pisando un escenario. El poeta nunca descansa, él lo sabe. Aunque precise de empujoncitos para poder arrancar, siempre estará garabateando una nueva canción, y hasta logrará que el vinagre sea dulce y las rosas sean amargas. Con las espinas bohemias de Sabina.

Rosario rima

Pancho Varona contó una intimidad que se da antes de cada show de Sabina. Como saben que es obsesivo con las rimas, sus músicos deben adivinar con qué palabra rimaría Joaquín a la ciudad en donde tocan. "Yo vengo de ganar cien dólares por rimar desbroza con Mendoza", dijo entre risas. Habrá que ver quién acierta la rima de Rosario.