
Cuando se escucharon las primeras notas de Lili Marlen, el público enloqueció, cantando todos al unísono en muchas de sus canciones. Después de más de dos horas, el concierto acabó y, como ya es tradición, el cantautor jiennense se desprendió del bombín. Una marabunta de manos se lanzó a por él, luchando en el aire para ser la afortunada.